Moro

Acuarela 44cm x 26cm

Biografía
Mariano Fortuny y Marsal
(1838-1874)
 

Fortuny en Barcelona

“…El escultor Don Domingo Talarn gestiona en compañía de su abuelo (“Marianet de les Figures”) el ingreso del chico (“Marianet”) en la Escuela de Bellas Artes y la concesión de una pequeña beca -tan pequeña que sólo alcanza a cuarenta pesetas mensuales- y al fin, enfunda e una carpeta los dibujos, toma de la mano a Marianito y emprenden -a pie como era costumbre por entonces para evitar las molestias y gastos de las incómodas diligencias- el camino de la ciudad condal …. hizo que ingresara en la Escuela y lo llevó por último al estudio del entonces renombrado pintor Claudio Lorenzale.”

Fortuny en África

“Dos fueron las etapas de Fortuny en la guerra de África al lado del general Prim. Entre una y otra volvió a Barcelona para exponer lo primeros apuntes, dibujos, acuarelas y óleos de la campaña, pasando por Madrid, donde, a pesar de la rapidez del viaje, visitó los Museos deteniéndose con asombro en el del Prado, que después de Roma y África, le brindaba el complemento de su definitiva formación; conoció y trató a los Madrazo. … Ahora desearíamos fijar la impronta marcada por África en su pintura. Fortuny, incorporado por razones de paisanaje al cuartel general de Prim, debió de sentirse triplemente deslumbrado: por la luz, por el color y por el movimiento.--- Estaba siempre silencioso -escribe Iriarte, cronista de la guerra y, por consiguiente, testigo de excepción- nada comunicativo, pero sin tristeza ni mal humor, condescendiente, atento y benévolo…. Vivía en el campamento  absorbido en fecunda contemplación y solicitando de todos lados a la vez por mil episodios brillantes, pintorescos, inesperados y dramáticos que se desenvolvían ante él. ..Luego describe, como uno de los más impresionantes hechos la llegada del emperador de Marruecos a las llanuras de Wad-Ras para firmar la paz. “Todo ofrecía interés para Fortuny, los caballos de la escolta del emperador, los tipos marroquíes, las armas, los trajes, el raro atuendo de la guardia negra”…”Cuando tras de cuarenta o cincuenta escaramuzas, cinco grandes combates y ocho batallas, entramos vencedores en Tetuán, el General O´Donell nos alojó al poeta Alarcón y a mí en un hermoso palacio como la Alhambra e invitamos a Fortuny; más este prefería las suciedades del barrio judío, las cuevas sórdidas y ennegrecidas donde se agrupaban los vencidos, la impresión de la calle, el espectáculo de la vida oriental”…. “Mientras estuvo en Tetuán vivió al aire libre, reuniendo los datos que habían de servirle para pintar los primeros cuadros de importancia”…..”Después, Madrid, París, Roma, Granada, los cuatro talleres de Fortuny, de donde saldrán cuadros y cuadritos para el mundo entero, ya siempre será un poco África”.

París-Roma

“… Ya en Roma, para trabajar más holgadamente y, en especial, para coleccionar y exhibir las curiosidades que ha traído de África, armas antiguas, trajes, objetos de artesanía marroquí, telas orientales, trofeos militares, etc..”

Al pie de la Alhambra

“… En Granada ha conquistado unnuevo amigo, el profesor de aquella escuela de Bellas Artes y notable pintor Bernardo Ferrándiz. Con este y su inseparable paisano Tapiró, que le ha seguido a la capital andaluza para hacer acuarelas de la Alhambra y el Generalife, recorre Málaga, La Línea, Gribraltar y Tánger, donde permanece varios día pintando sin descanso. Cuando ha llenado varias carpetas de apuntes, vuelve a la Península y antes de regresar a Granada se detiene en Sevilla, en Guadix, en muchos pueblos y ciudades de Andalucía”

Italia, un verano al borde de Japón

“…un nuevo espejismo hace soñar al pintor otra vez. Ahora son los dragones, las ramas de almendro, la flores de té, de las estampas japonesas. Al puerto de Nápoles arriban navíos asiáticos con velas cuadradas y un gran disco de colores, en el centro. Traen colmillos de elefante primorosamente labrados, sedas finísimas con  pálidos dibujos exóticos, porcelanas decoradas con peces crisantemos, bordados riquísimos de filigrana inverosímil. Los contrabandistas se encargan de introducir esas maravillas por la playa de Portici. Y Fortuny, impregnado de orientalismo, coleccionista caprichoso y artista, mirando al mar y mucho más allá del mar, sueña con el Japón. Viste a sus hijos con kimonos, como en Granada los había vestido con chilabas.”

Juicio crítico

“Fortuny, en el Arte universal, representa tres cosas: la pintura directa al aire libre; el virtuosismo técnico; el orientalismo….El orientalismo lo traía Fortuny prendido en el alma desde la cuna. Tampoco es cierto que se lo infundiera África. África se lo reveló; pero él lo tenía dentro, muy adentro, sofocado por las primeras enseñanzas formularias de Talarn y Lorenzale. Orientalismo es una ponderación de la luz y el color a través de la despejada mentalidad oriental. Oriental, o levantina o mediterránea, que todo viene a ser muy parecido.


Reus está en el enfoque de las corrientes levantinas, mediterráneas, y Mariano Fortuny había heredado la fértil imaginación del abuelo, la misma predisposición a la aventura, su mismo temperamento errabundo, su misma sensibilidad para lo misterioso, lo ignorado y lo raro… ¿Qué mejor molde que el orientalismo?

Fortuny y los museos

“… de las acuarelas que guarda el Museo Municipal, sólo una, “Il Cotino”, está firmada en 1861. Las demás de diferentes tamaños, nueve de temas africanos, un “estudio” muy apretado, como se dice en el “argot” artístico; una “Vista de Tetuán”, “Paisaje de playa”, “Tipo calabrés”, “Playa africana” y autorretrato, de joven, están sin firma ni fecha; pero no hay duda respecto a su autenticidad. Hay obras de obras de Fortuny en Valencia, Granada, París , Roma, Londres y la mayoría de los museos europeos y americanos. Rara es también la colección de alguna importancia en la que no figure un apuntito, una acuarela y, más corrientemente, algún dibujo de Fortuny.”

[Fortuny, Luis Gil Fillol, Editorial Iberia, S.A., Barcelona, 1952]

Biografía

Su nombre completo era Mariano José María Bernardo Fortuny y Marsal. Quedó huérfano a los seis años de edad y fue criado por su abuelo. Él fue su tutor y su mejor valedor en sus primeros años y en su edad temprana, favoreciendo su formación artística con el pintor reusense Doménec Soberano. Contaba con la pequeña ayuda económica de dos eclesiásticos de Reus. Siendo aún niño, Fortuny también trabajó con el platero y orfebre miniaturista Antoni Bassa, quien influiría en la minuciosidad que caracterizó en el futuro su pintura. 

Biografía

En 1852 se trasladó a Barcelona en compañía de su abuelo. Allí entró a trabajar en el taller del escultor Doménec Talarn, quien, satisfecho con los avances de su joven alumno, le gestionó una pequeña pensión de la Obra Pía y la matrícula gratuita en la Escuela de Bellas Artes de la Lonja, donde recibirá por primera vez formación oficial. Sus maestros en la Escuela serán Pablo Milá y Fontanals, Luis Rigalt y Claudio Lorenzale, algunos muy influidos por el llamado «purismo nazareno».

 

Primer viaje a Roma

En 1858 se trasladó por primera vez a Roma con una pensión de la Diputación de Barcelona, donde entablará amistad con otros artistas españoles en la ciudad como Eduardo Rosales o Dióscoro Puebla. Esta pensión tuvo una estricta restricción, pues Fortuny tenía que enviar constantemente algunas de sus obras a la Diputación para demostrar sus progresos y justificar su estadía. 

En Roma conoció también a varios artistas italianos; entre todos ellos Attilio Simonetti (1843-1925) se volvió su discípulo y amigo fraterno. Paralelamente, asistía a la escuela privada de Lorenzale, en donde se desarrolló en una vista más amplia su gusto por el romanticismo. 

Marruecos

En 1860 estalló la Primera Guerra de Marruecos, y la Diputación de Barcelona encargó a Fortuny que viajara a este país con el fin de convertirse en cronista gráfico de la contienda en compañía de Pedro Antonio de Alarcón. Allí se integraría como pintor en el regimiento del general Juan Prim, también originario de Reus. El 12 de febrero de 1860, se registró su llegada a estas tierras y comenzó su trabajo como cronista de los acontecimientos. 

África va a suponer un descubrimiento para Fortuny, deslumbrado por la luz norteafricana y encandilado por las planicies abiertas, las luces y los habitantes de Marruecos, llegando incluso a aprender nociones de árabe para integrarse mejor. Se liberará desde este momento de convenciones y academicismos, sintiéndose atraído intensamente por los temas orientales. Como consecuencia esa estancia, Fortuny pintó algunas de las obras más significativas de su producción, como La batalla de Tetuán (Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona). O paisajes donde practicó todas las aportaciones técnicas que fue añadiendo a su pintura como Paisaje norteafricano (Museo Carmen Thyssen Málaga), mediante las cuales consigue conferir una intensa sensación ambiental de pleno sol a una composición de apariencia engañosamente intrascendente. ​ Asimismo, Fortuny se interesó por el pintoresquismo árabe, del cual tomaría inspiración desde esa época en el resto de su obra, destacándose notoriamente en su posterior obra La odalisca. 

Una vez concluida la guerra de Marruecos tras la firma de paz con España, Fortuny regresaría a España. Se asentó un tiempo en Barcelona, lugar donde crearía una amistad con la familia de Madrazo, de la cual su hija, Cecilia de Madrazo, se convertiría en su esposa. Una vez en Roma, asistiría a la Academia de Bellas Artes de Francia en la villa Médicis, en la cual comenzaría los bocetos para su obra La batalla de Tetuán. 

Posteriormente, en septiembre y octubre de 1862, solicitó a la diputación de Barcelona regresar a África para hacer un estudio de la luz del lugar a cambio del envío de algunas obras que realzaría en su estadía en Marruecos. Este viaje tuvo mucha influencia en su estilo al regreso de este. Sus obras se tornaron con un estilo oriental, mejor visto en su obra “La reina María Cristina pasando revista a las tropas”, pedido del duque de Riansares. 

Éxito

Tras su regreso a Europa volvió a Roma. Contrajo matrimonio con Cecilia de Madrazo, hija del pintor Federico de Madrazo y hermana del también pintor Raimundo de Madrazo, con quien Fortuny llegaría a establecer una íntima amistad y con quien compartía afición por la tauromaquia. Esta manifestación artística apasionó al pintor que quedó encandilado por sus valores plásticos e impresionado por la mezcla de color y drama ritual, elegancia y brutalidad del universo taurino. Obras como Corrida de toros. Picador herido (Museo Carmen Thyssen, Málaga) de 1867, dejan atrás el preciosismo idiosincrásico del pintor para captar con un agudísimo sentido del movimiento instantáneo la sensación de fuerza bruta y dramatismo desaforado de los protagonistas. 

Poco después pintó uno de sus cuadros más famosos: La vicaría (Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona), inspirado supuestamente en la vicaría de su parroquia en Madrid, pero que muchos identifican como la vicaría de la prioral de San Pedro de Reus. Considerada como el clímax de su carrera. Aquí se resumen todos los aspectos característicos de su obra; la minuciosidad y precisión de su trazo, el uso metódico del color y el estudio exhaustivo por un uso de la luz adecuado. Théophile Gauiter alabó la obra extraordinariamente, lo que contribuyó a incrementar su fama. El marchante Adolphe Goupil, con quien Fortuny había suscrito un contrato de exclusividad en septiembre de 1866, compró el cuadro por 70 000 francos y no lo quiso exponer por miedo a estropearlo, hasta que lo revendió por 250 000 francos. 

La posterior difusión de sus obras El coleccionista de estampas y Fantasía sobre Fausto terminarían de catapultar su trabajo hasta el éxito definitivo. 

Hacia 1870 Fortuny se trasladó a Paría, donde contempló las obras del Museo del Louvre, y del Museo de Luxemburgo, interesándose especialmente por artistas como Horace Vernet, Eugéne Fromentin, Alexandre-Gabriel Decamps y, muy especialmente, Eugéne Delacroix. En ese año expuso varias obras en la sala parisina de Adolphe Goupil. Esta muestra fue elogiada por varios críticos como Théophile Gautier y fue un paso clave en su consagración internacional. 

En 1868 los Fortuny se instalan en Granada, donde Mariano pintará diversas obras y hacia donde atraerá a algunos de sus amigos de París, como Martin Rico, Jules Worms o el bilbaíno Eduardo Zamacois (quien, finalmente, moriría en Madrid antes de llegar). 

Últimos años y muerte

Fortuny viajó brevemente a Londres, y después a Nápoles y a la pequeña localidad de Portici, en el sur de Italia. En aquella época manifestaba síntomas de depresión; el éxito comercial le había encumbrado a una envidiable posición social y económica, pero la clientela le demandaba un tipo de pintura que le impedía evolucionar. En mayo de 1874 regresó a París con la intención de romper su relación con Goupil. Finalmente el 9 de noviembre de 1874 volvió a Roma, donde murió el 21 de noviembre, debido a una hemorragia estomacal causada por una úlcera. 

En abril de 1875, los cuadros que aún se encontraban en su estudio y los diferentes objetos que Fortuny había reunido en su colección privada fueron subastados en el Hotel Drouot de París, alcanzando ya entonces precios desorbitados. 

A pesar de su muerte a los treinta y seis años, su estilo y el virtuosismo técnico de su obra lo definen como un gran pintor que marcó indeleblemente a toda una generación de pintores europeos. Cultivó una figuración preciosista, atenta a los detalles y juegos de luces, plasmada con asombrosa precisión mediante un toque de pincel aparentemente libre y espontáneo. Pero el éxito comercial y las exigencias de su marchante Goupil refrenaron una evolución que él deseaba, y que pudo revolucionar la pintura española de haber seguido vivo. Apuntan hacia esta nueva línea sus últimas obras como Desnudo en la playa de Portici o Los hijos del pintor en un salón japonés (ambas en el Museo del Prado). 

Su corazón fue enterrado en Reus, su localidad natal, en la prioral de San Pedro. En Reus, asimismo, se dio su nombre al teatro principal de la ciudad (el Teatro Fortuny, aún existente), una plaza (la plaza del pintor Fortuny, más conocida como plaza del Condesito, personaje protagonista de una de las más populares acuarelas del maestro) y más tarde a una avenida. 

Su hijo Mariano Fortuny y Madrazo fue un notable pintor, escenógrafo y diseñador. 

 

[Wikipedia]

 

Bibliografía

Necesitamos su consentimiento para cargar las traducciones

Utilizamos un servicio de terceros para traducir el contenido del sitio web que puede recopilar datos sobre su actividad. Por favor, revise los detalles y acepte el servicio para ver las traducciones.